El costo del flete se incrementó 14% en el año y ratificó tendencia al alza

El mantenimiento de los camiones, de la mano del combustible, fueron los principales indicadores que hicieron que el Índice de Costos de agosto elaborado por la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC) mantuviera su tendencia en alza. En el último mes trepó un 0.43 %, por lo que el aumento acumulado de 2017 roza el 14%. Si la cuenta se inicia en agosto de 2016, poner en funcionamiento vehículos de cargas cuesta un 19.5% más.

Según el análisis del Observatorio de Costos del Departamento de Estudios Tributarios de la Federación, el mayor aumento se advierte en los costos del equipo: adquirir material rodante requiere de un 3.04 % más de inversión, las reparaciones crecieron un 1.87 % y los lubricantes un 1.5 %. En tanto, el combustible volvió a aumentar, si bien ligeramente: un 0.76 %.

A pesar del fuerte aumento del combustible en julio (+5.3 %), en agosto volvió a aumentar el gas-oil (0.8 %), que exhibe el valor más alto de la región después de Uruguay y gira en torno a U$D 1.04. En el acumulado enero-agosto de 2017, llenar el tanque de los camiones es un 13 % más caro, mientras que sostener el personal se incrementó el 16 %. El resto de los rubros -a saber: neumáticos, personal, seguros, patentes y tasas, peaje- no sufrieron modificaciones en relación a julio de 2017, cuando se registró el Índice más alto de los últimos 15 meses. En tanto, el costo financiero descendió un 3.08 %.

El estudio mide 11 rubros que impactan directamente en los costos de las empresas de transporte de cargas de todo el país, y es referencia en buena medida para la fijación o ajuste de las tarifas del sector. En el transcurso del año los mayores costos en la actividad se encuentran en línea con la inflación minorista pero muy por encima de la evolución de los precios mayoristas.

Bajo este escenario, el sostenido aumento de los costos para transportar mercadería en el país tiene el agravante de suceder en un mercado en franco descenso para las empresas transportistas, con fuertes caídas en el consumo de gasoil sumado a una carga impositiva del orden del 40 % que conspira contra la competitividad del sector.