Los camiones eléctricos son el futuro del transporte de carga y China es un claro ejemplo de este cambio de visión. El diésel tiene los días contados.
El mundo observa con atención los pasos de China en la transición energética. Lo que antes era un mercado dominado por los motores diésel y de combustión interna, ahora se está convirtiendo en el epicentro de la revolución de los Vehículos de Nueva Energía (NEV).
En junio de 2025, y según datos de oficiales del propio mercado, uno de cada cuatro camiones pesados vendidos en China fue eléctrico, un logro sin precedentes que subraya el compromiso del país con la descarbonización y la innovación tecnológica.
A su vez, el Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero de EE.UU. (IEEAF), que monitorea periódicamente la evolución del mercado chino, señala que este récord no solo pulveriza las proyecciones más optimistas, sino que también establece un nuevo estándar para la adopción masiva de tecnologías limpias en el sector del transporte pesado.
Este logro es particularmente significativo al considerar que el transporte de carga es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. La decisión estratégica de China de apostar por los camiones eléctricos se alinea con sus ambiciosos objetivos climáticos y con una política de innovación que busca la independencia tecnológica y el liderazgo global.
La rapidez con la que se produjo esta adopción, impulsada por incentivos gubernamentales, avances en la tecnología de baterías y una infraestructura de carga en constante expansión, demuestra que la electrificación a gran escala no es una meta lejana, sino una realidad inminente.
El despegue de los camiones eléctricos con China a la cabeza
La cifra de junio de 2025, de 18.007 camiones eléctricos vendidos, es más que un simple número. Representa un punto de inflexión decisivo. Por primera vez en la historia de las estadísticas chinas, las ventas de camiones pesados eléctricos superaron a las de los modelos a gas, cuya cuota de mercado cayó por debajo del 20%.
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Este fenómeno no solo evidencia la creciente confianza de las empresas y los transportistas en la viabilidad de la tecnología eléctrica, sino que también refleja la presión económica y regulatoria que favorece a las alternativas sostenibles, algo que no pasa en todos los países.
La categoría de “Vehículos de Nueva Energía” (NEV) en China es amplia y abarca distintas soluciones: desde los camiones puramente eléctricos a batería, que dominan la conversación, hasta los camiones de pila de hidrógeno y los híbridos enchufables.
Esta flexibilidad en las opciones permite a las empresas elegir la tecnología que mejor se adapte a sus necesidades operativas, lo que fue clave para la rápida expansión del mercado. El gobierno chino viene fomentando esta diversificación, sabiendo que una solución única no podría satisfacer las complejidades de un sector tan vasto.
¿Qué depara el futuro para el transporte chino?
El liderazgo de China en la adopción de camiones eléctricos no es una moda pasajera. Es el resultado de una visión a largo plazo. Los expertos del IEEAF no dudan en predecir que este ritmo de crecimiento continuará de forma exponencial. Sus proyecciones más audaces sugieren que para 2028, la cuota de mercado de camiones eléctricos en China podría oscilar entre el 50% y el 80%.
Estas proyecciones tienen implicaciones masivas. Un mercado que se electrifica a esta velocidad puede reducir drásticamente las emisiones de carbono, mejorar la calidad del aire en las grandes ciudades y mitigar la dependencia del petróleo importado.
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Además, el desarrollo de una cadena de suministro robusta para vehículos eléctricos, desde la producción de baterías hasta la gestión de la infraestructura de carga, posiciona a China como un actor dominante en la economía verde del futuro.
El cambio en la visión del transporte de este país es una lección para el mundo, ya que demuestra que con el apoyo político adecuado, una inversión sostenida en investigación y desarrollo, y una visión clara, es posible transformar industrias completas a una velocidad que antes se consideraba imposible.
Lo que está sucediendo en China no es solo un avance tecnológico; es un cambio de paradigma que podría redefinir el transporte global, demostrando que la electrificación a gran escala de los camiones es una meta alcanzable y económicamente viable.
