SUPERTRUCK
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A 20 años de su primera exhibición, el Renault Radiance fue uno de los concept más importantes del nuevo milenio por sus innovaciones en materia de diseño y equipamiento tecnológico.
Para muchos, el Renault Radiance fue un prototipo más, de esos que se ven una vez cada tanto y pasan sin pena ni gloria. Pero para los más entendidos en el tema fue una de las piezas más interesante y revolucionares de la era moderna, algo si como el efecto que causó el Magnum, el camión insignia de la marca francesa en los años ’80.
Este concept se conoció hace nada menos que 20 años, precisamente en la edición 2004 del IAA Hannvoer, la muestra del transporte más importante a nivel global. Pero no todo fue tan sencillo para la marca francesa, ya que había sido comprada por el Grupo Volvo poco tiempo antes de presentar el Renault Radiance.
Cuenta la historia que la casa del rombo no tenía intenciones de participar de la feria alemana, pero los nuevos responsables de origen sueco insistieron en que debía contar con al menos una novedad, sin importar de cual se tratase. En un momento en el que Renault Trucks estaba lejos de fabricar nuevos modelos, la única alternativa de los ingenieros era mirar al futuro y diseñar un camión que sentaría las bases en las próximas décadas.
Con muy poco tiempo para desarrollarlo, los equipos de marketing y diseño de la compañía se juntaron para idear algo que llamara la atención de todo el público visitante, pero que cuente con un diseño fuera de lo común, que sea cómodo, seguro, productivo y por demás tecnológico.
En un color amarillo que fue foco de todos los flashes, el diseño y todo lo que envolvía a esta maqueta (el concept exhibido no tenía motor…) fue bautizado como Renault Radiance , y si bien algunas características presentadas por este prototipo aún están lejos de ser vistas en un camión de producción, buena parte de las innovaciones llegaron a convertirse en equipamiento de serie en los modelos actuales.
La idea detrás del proyecto era un crear un camión con prestaciones superiores, económico y cómodo para el conductor, siendo su aerodinámica uno de los puntos más fuertes del modelo, cuidadosamente diseñada para resistir el viento y reducir el consumo.
La cabina, redondeaba y que en nada recordaba a el diseño cúbico del Magnum, contaba con una gran superficie acristalada y era proyectada con el parabrisas inclinado (algo que es hoy es ley en la nuevas generaciones de camiones europeos), incluido el techo lo que confería al camión un aspecto completamente limpio. En todo el sector frontal se destacaban los grandes faros, que ya eran “inteligentes” y se adaptaban a las condiciones climáticas y al tráfico.
El camión también mantenía escalones eléctricos, que se ocultaban al cerrar la puerta, cámaras en lugar de espejos (otra solución que comenzaron a utilizar las marcas Premium), dirección eléctrica, es decir, sin la tradicional columna de dirección, la cual adaptó Volvo en su FH hace pocos años atrás.
Además de los frenos inteligentes, una palanca de cambios automatizada y retráctil, el espacio y la comodidad era el fuerte del Renault Radiance, ya que contaba con una cama podía convertirse en sofá, transformando la cabina del camión concepto en un monoambiente. La puesta en marcha era mediante tarjeta, mientras que el cierre y la apertura de los accesos eran automáticos.
En el interior, toda la plancha mantenía aires por demás ergonómicos y sólo contaba con la información necesaria para el conductor. Una pantalla central, totalmente digital, informaba la velocidad y algunos parámetros mientras que otra servía para la multimedia y lo que proyectaban las cámaras. Todas innovaciones implementadas en los camiones actuales de larga distancia.
En el exterior el Renault Radiance sumaba luces especiales en la parte trasera, que cambiaban la intensidad de las luces de freno en función de la fuerza que ejercía el conductor sobre el pedal, y llantas y neumáticos especialmente desarrollados para el modelo, suministrados por Michelin.